lunes, 26 de octubre de 2009

El sentimiento

cruza,

trepa,

mezcla,

sacude,

arrebata,

ciega,

arremolina,

sopla,

empuja,

susurra,

corre,

grita,

sonríe,

llora,

inclina,

contornea,

alimenta,

duerme,

aparece,

enseña,

salta,

mira,

explota,

suena,

vuela,

calla,

revuelve,

toca,

extiende,

retuerce,

despierta,

parte,

acerca,

arrastra,

llega,

va,

duele,

destruye,

refugia,

crea,

nace.

Pero es verdad, las palabras son sólo eso. Por más que a veces cueste encontrar las correctas y a veces no salgan más que las equivocadas.

No tengo sólo mis palabras.

Quiero creer que sabes eso.

Quiero creer que ves más allá de mi estupidez.

Ya no voy a decir que te amo, es solo una palabra gastada, facilista.

Nada hay más cierto que sentir.

Lo que siento va más allá.

Vuelo, te siento y desaparece todo mi mundo. No hay nada más.

Puedo fundirme en tus brazos.

En la ceguera de la realidad te puedo ver, entregarme a tu voz.

El tiempo que tanto me pesa se derrite lamentando la falta de atención.

Me paro de frente a esta abstracción que me invade y la dejo ser, porque me aliviana, me permite volar lejos con mi cara pegada a tu pecho.

Extraña forma de vivir, de dormir, de moverse en la lucha constante que lidiamos contra la cotidianeidad.

Cuando los ojos arden y los recuerdos se imprimen en la mente.

Los deseos más profundos quedan expuestos. Se desnudan esperando traducción.

Mi traducción empieza y termina en vos.

jueves, 22 de octubre de 2009

Sabor a fruta verde

Si, sabor a fruta verde en mi.
El destino no hace su parte, la hacemos nosotros,
con nuestros actos, nuestras decisiones,
por más miedo que tengamos al tomarlas,
por más desconocido que sea el futuro.
"si la amas déjala ser, si la quieres déjala volar"
Duele,
pero más duele sostener algo que no se palpa, que no se comparte.
Ese sano egoísmo que nos hace como personas
que nos sostiene, hace que nos equivoquemos y que aprendamos.
El amor es amplio, acotado, sano y enfermizo a la vez.
Resignar para compartir, para vivir una vida
Buscar, querer encontrar una solución
Saber frenar y poder observar, para encontrar.
Querer... cosa complicada.

Hace días...

La ansiedad recorre las venas, haciendo que la sangre se agolpe en los músculos, tensando los pensamientos, anudando algo, muy fuerte, dentro del cuerpo.
La violencia de un desengaño es insospechada hasta que se siente.
La impulsividad se vuelve extrema, y no se puede actuar o pensar con un mínimo de cordura u objetividad.
El miedo vuelve a la escena, los celos sulfurosos amenazan con acabarlo todo, y no se puede saber si valdrá la pena o no.
Todo es incertidumbre y melancolía con la potencia de arruinar, aguar, cualquier momento feliz o de alegría.
Pisando el suelo con el corazón ciego...
Ya no se sabe que hacer.
Las palabras son un laberinto que nos pueden llevar a donde no queremos ir.
Mejor callar?
Encerrarse en la burbuja de siempre, donde no nos adentramos en la selva desconocida ni vivimos aventuras, pero estamos seguros.
Tratamos de abrir los ojos, pero los sentimientos, los deseos, nos los vuelven a cerrar.
Ya no se sabe adonde ir, qué hacer...
"¿Porqué a veces sentiremos una tristeza parecida a la de un par de medias tirado en un rincón?" O.G

viernes, 16 de octubre de 2009

...Más allá...

Hacía mucho que no sentía el miedo,
la desconfianza,
la inseguridad
invadiéndome por completo;
Bloqueando mi capacidad de pensar con claridad,
estropeando mis palabras,
mis gestos,
mis deseos más profundos...
Nunca pensé que podían existir enemigos tan potentes.
Te empujan a la equivocación,
al error,
a lastimar y
lastimarte.
Se meten en cada rincón de la mente,
presionando ahí,
donde más duele.
Esta vez no voy a perder.
Sé que no,
porque hay algo más.

martes, 6 de octubre de 2009

Nada

La nada invadiéndome.
Sentir nada es peor que sentir cualquier otra cosa.
Pero se que siento nada por algo.
Por muchas cuestiones que me perturban.
Cansancio de tener la cabeza en mil cosas y a la vez en... nada.
No saber si me equivoco, si hago bien, mal, regular. No tener un buen "para qué", o a veces ni un "porqué"...
La nada misma me dijeron.
Nada de ganas, nada de iniciativa, nada de deseo, nada de pensamiento, nada en la heladera...
En momentos así, solo me rescata un libro, mi libro, mi Oliverio, que me devuelve lo que nadie puede... el sentido de sentir nada.