En la vida hay que vivir enamorados.
Enamorados de personas, de músicas, de pinturas
calles, fotos, paisajes, besos y caricias.
Enamorados de animales y plantas.
De sonidos, sensaciones,
del tic tac del reloj,
del tren que ya no pasa y de la estación vacía.
Del perfume que dejaste,
de la vida y de la muerte.
De seres de verdad y de mentira.
Del papel que usaste para escribir esa letra,
De la melodía que te acompaño por la escalera
Del color de aquél jarrón,
del libro de tu infancia,
de la memoria del abuelo,
de la dedicación de un padre,
del tiempo perdido y ganado,
-de la pasión (!)-
Del canto y vuelo de un ave,
esa misma que empuja el alma
de la cual también hay que vivir enamorado.
El amor es la medicación de todos los tiempos contra los males de un mundo un poquito menos tranquilo, un poquito mas otro y sin uno
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