La facilidad del llanto brota hasta sin quererlo.
Cuando la sonrisa todo lo incendia,
la melancolía apaga toda llama.
Pero ya no lucho contra ella.
Yo se que somos carne y uña.
Ya se que donde voy me acompaña,
como cosida a mi sombra.
Ella es en mi y yo en ella.
Sólo espero que deje de tener nombres,
eso es lo que más duele.