domingo, 23 de mayo de 2010


Algo alegre me pedís...

En el bolsillo a veces guardo un poco de humor, que se escapa por los ojales del botón y vuela libre.
Alegres son los pájaros, las flores, los colores, los niños jugando, algunas notas musicales.
Alegría hay en algunos rincones, en algunos ojos, algunas bocas; en el porche de mi abuela, en el placard, andando en bicicleta, aplastando crayones, pisando hojas secas, mirando el cielo, dando un beso, un abrazo.
Alegría que se escapa por los poros cuando vemos, cuando escuchamos, cuando sentimos. Ese cosquilleo que te sube y se te escapa por los labios, haciendo que se pongan finitos y tirantes.
Esa misma alegría que te hace saltar, correr, cantar.

Algo alegre me pedís...

pedime algo que me cueste más...


viernes, 21 de mayo de 2010

Si, a un pozo de los que hace mi perra

Hoy no es mi día... tarde me di cuenta.
Empezando con que me desperté a las 7 y algo de la mañana (algo completamente anormal en mi) pensando en que me falta una clase de políticas esencial.
Me pasé toda la mañana haciendo mandados, cocinando y preocupada por alguien que me había pedido que lo llame y no me atendía... (mínimo fueron 30 llamadas).
Al final no comí un carajo de todo lo que cociné porque no tenía hambre, previo "le falta sal".
Me acosté a dormir la siesta dos minutos y me la pasé soñando cosas horribles, hasta que mi hermano me despertó con un "la perra se comió tu camisa preferida" y mientras, me dejaba varios botones o pedazos de botones sobre la mesita de luz...
Salté de la cama y me fui corriendo al tendedero, para ver, que efectivamente, mi perra destrozó mi camisa a cuadritos (que no voy a poder arreglar ni comprar otra).
Me senté en el piso a llorar mientras la muy turra me miraba de reojo con el hocico entre las patas... que bronca... lloraba bronca por todo.
A veces pienso que cuando no es nuestro día y nos damos cuenta, en vez de encerrarnos, o meternos en la cama para poder atenuar las desgracias que nos pueden suceder, NO, seguimos ahí y por algo mínimo ya nos hacemos un mundo, por lo mal que la pasamos antes.
Dichosos los que puedan hacer lo primero. Yo intenté y no me salió. Capaz que sea porque sé que tengo que sentarme a lidiar con Marx; que si no lo hago no voy a estar en el horno, sino en el recontra horno; que nadie entiende lo que pasa en mi cabeza y que sinceramente tengo ganas de tirarme a un pozo.

domingo, 9 de mayo de 2010

Domingo otra vez

Con dos trenzas al mejor estilo Pipi Longstoki, me encuentro nuevamente en un domingo de reflexión.
Parece obligado, que todos mis domingos tengan ese no se qué de día nublado que obliga a pensar en cosas que parecen banales pero que esconden ni más ni menos todo lo que llevamos oculto dentro y que a veces, muy pocas veces, como por ejemplo en los domingos de tinte nublado, dejamos asomar.
Miro la pila de libros en la mesa, recorro mentalmente las obligaciones que me esperan en la semana, me quejo de boludeces como para no perder la costumbre, deseo estar donde sé que no puedo, me antojo de postres que no puedo preparar, justo me dan ganas de ir al gimnasio cuando sé que está cerrado! nunca me pongo de acuerdo conmigo misma sobre qué música quiero escuchar, me aburro y no hago nada. Pienso que durante la semana voy a tener ganas de hacer un montón de cosas (que no voy a poder) pero que puedo hacer ahora (y no hago), y me voy a odiar. Reflexiones sobre el tiempo perdido, por mi, por todos. Por lo que hago y lo que no. Por las pilas y la vagancia, los planes casi siempre frustrados, por mi, por otros.
Vivan las ganas de hacer algo que se rescate en un día domingo.


P/D:

(-Mamá, mamá, en la escuela me dicen Fin de semana! -Bueno Domingo, no llorés...)

CuAk!