martes, 23 de junio de 2009

Poema 18

Hay algo que me quita el sueño, que se escurre en mi mente y me retuerce el sueño...
no se que es, y no tengo ganas de descubrirlo.
La verdad es que darme cuenta de que varias personas leen lo que escribo, me inhibe un poco...
Más allá de eso, me gustaría compartir lo que me rescata en mis horas de insomnio:

Llorar a lágrima viva. Llorar a chorros. Llorar la digestión. Llorar el sueño. Llorar ante las puertas y los puertos. Llorar de amabilidad y de amarillo.
Abrir las canillas, las compuertas del llanto. Empaparnos el alma, la camiseta. Inundar las veredas y los paseos, y salvarnos, a nado, de nuestro llanto.
Asistir a los cursos de antropología, llorando. Festejar los cumpleaños familiares, llorando. Atravesar el África, llorando.
Llorar como un cacuy, como un cocodrilo... si es verdad que los cacuyes y los cocodrilos no dejan nunca de llorar.
Llorarlo todo, pero llorarlo bien. Llorarlo con la nariz, con las rodillas. Llorarlo por el ombligo, por la boca.
Llorar de amor, de hastío, de alegría. Llorar de frac, de flato, de flacura. Llorar improvisando, de memoria. ¡Llorar todo el insomnio y todo el día!
Oliverio Girondo

1 comentario:

  1. hola signorina ahi me agregue como seguidor
    yo tambien por ahi lloro jajaja

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